[vc_row][vc_column][tm_heading style=”thick-separator” tag=”h5″ custom_google_font=”” google_fonts=”font_family:Poppins%3A300%2Cregular%2C500%2C600%2C700|font_style:300%20light%20regular%3A300%3Anormal” text=”La crisis por la pandemia podría afectar el combate al cambio climático” font_size=”lg:32″][vc_column_text]
Algunos países se han visto tentados a relajar sus regulaciones medioambientales para centrarse en combatir el coronavirus y recuperar sus economías.
Líderes políticos y altos funcionarios de Europa del Este, como el primer ministro checo, Andrej Babis, y el viceministro de bienes del Estado de Polonia, Janusz Kowalski, hicieron sentir fuerte su voz la semana pasada como representantes de países pequeños de la Unión Europea. Exigieron que el organismo desechara su plan de un billón de euros que busca lograr cero emisiones en el 2050, o permitiera que eliminaran temporalmente barreras ambientales como la obligación de cada país de comprar permisos para emitir carbono, para así centrarse en el combate al coronavirus y la recuperación de las economías.
Aunque finalmente los países más grandes del conglomerado dieron un espaldarazo a que la reactivación europea se base en el fomento de las energías verdes y su millonario plan de reconversión, fue una señal clara de que las prioridades ambientales corren el riesgo de comenzar a tambalear. ‘Polonia, por ejemplo, está haciendo una presión tremenda, porque está obligada a cerrar sus minas de carbón, pero dice que en estos momentos eso no puede ser porque necesita recuperar su economía y para eso debe hacer uso de los recursos menos costosos que tiene, como el carbón’, advierte el físico y analista de temas ambientales, Eduardo Sanhueza.
Esta situación se presenta no solo en Europa sino en el resto del planeta, especialmente en los países en desarrollo. Si bien se ha producido un respiro en el incremento de las emisiones por la disminución del transporte y de la actividad industrial, esa merma se va a tener que recuperar y ante ello se produce una gran interrogante respecto de a qué costo ambiental se hará. Otro problema está relacionado con los fondos que los países desarrollados iban a destinar a la mitigación del cambio climático en los países en desarrollo. ‘Habrá un impacto en las donaciones porque la economía global se ha restringido’, reconoce Sanhueza.
‘Los fondos de los países desarrollados no van a fluir como en el pasado’, coincide Ricardo Bosshard, director de WWF Chile. ‘Eso representa un tremendo signo de interrogación para el que no tengo una respuesta en este momento’. Para la ecologista y directora de la corporación Chile Sustentable, Sara Larraín, efectivamente hay un riesgo de que la reactivación económica pos covid-19 ‘implique un tremendo retroceso en relación a las regulaciones ambientales, que pueda significar un aumento sustantivo de las emisiones de CO2 y que vaya en contra incluso de los compromisos de los países en el acuerdo de París’.
Proteger la biodiversidad
Hoy, asegura, eso está bastante claro dentro del movimiento ambiental a nivel internacional. ‘Obviamente los países basados en economías extractivistas de recursos naturales, como son los no industrializados, van a echar mano de lo que tengan para el tema de la reactivación’, indica Larraín. Por eso valora el mensaje formulado la semana pasada por 13 ministros de medio ambiente de la Unión Europea, incluyendo Alemania, Francia, España e Italia, en cuanto a que la reactivación debe ser compatible con la transición energética hacia la descarbonización y, al mismo tiempo, enfrentar la protección y restauración de la biodiversidad.
‘Esto porque justamente el origen de las pandemias como el coronavirus está relacionado con ambos aspectos. Por un lado, el problema del impacto antrópico sobre la diversidad hace que este tipo de virus pase desde la vida silvestre a la infraestructura humana. Además, la contaminación no solo de CO2, sino también de material particulado, afecta a la salud de la población y la hace más vulnerable a virus que atacan las vías respiratorias como el coronavirus’, asegura.
Para Ricardo Bosshard, eso sí, la recuperación económica también puede ser una oportunidad para enfrentar el cambio climático, si se mira el escenario a largo plazo. Según ejemplifica, si hay que generar empleos, se podría pensar en restaurar bosques y contratar personas para ello. ‘Estamos en tiempos de incertidumbre total: sanitaria, ambiental, económica… y yo creo que tenemos que ir viendo cómo vamos haciendo resiliente a un mundo cambiante’, reflexiona Larraín.
Fuente: El Mercurio[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][tm_spacer size=”lg:30″][/vc_column][/vc_row]