[vc_row][vc_column][tm_heading style=”thick-separator” tag=”h5″ custom_google_font=”” google_fonts=”font_family:Poppins%3A300%2Cregular%2C500%2C600%2C700|font_style:300%20light%20regular%3A300%3Anormal” text=”Es posible restaurar la salud de los océanos en un plazo de 30 años” font_size=”lg:32″][vc_column_text]

Si se realiza una fuerte inversión anual en todo el mundo, dedicada a los ecosistemas y a combatir el cambio climático, esta recuperación podría ser posible. Sin embargo, el Premio Nacional de Ciencias, Juan Carlos Castilla, quien participó en el estudio, advierte que producto de la crisis financiera debido al covid-19 el proceso podría tardar una o dos décadas más.

A veces pareciera que todos los esfuerzos de recuperación ambiental que se han hecho en el planeta no dieran frutos y que los ecosistemas están cada vez peor.

Sin embargo, un prestigioso grupo internacional de investigadores del mar, entre los que está el académico de la U. Católica y premio nacional de Ciencias Juan Carlos Castilla, asegura que hay importantes indicios, desde los años ochenta, de que varias iniciativas han sido exitosas y que un esfuerzo mayor podría llevar a pensar en restaurar la salud de los océanos en unos 30 años más. Los científicos publicaron un estudio al respecto en la revista Nature.

Allí se sostiene que si bien una variedad de presiones han llevado a los ecosistemas oceánicos al borde del colapso, como el cambio climático de origen humano, la sobrepesca y la contaminación, una serie de políticas conservacionistas implementadas en el último medio siglo —como la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas— han tenido un impacto profundamente positivo en los ecosistemas oceánicos.

Los cambios en las políticas pesqueras implementadas especialmente en el hemisferio norte han impactado positivamente las poblaciones de peces, y el establecimiento de áreas marinas protegidas (AMP) habría influido en la recuperación de algunos hábitats vitales, como los lechos de pastos marinos, los manglares y los arrecifes de coral, como también de la biodiversidad asociada a ellos.

Es decir, cuando la legislación impulsada desde la ciencia se implementa durante un largo período de tiempo, hay una recuperación de los ecosistemas marinos.

Por eso los expertos plantean que ahora lo que hay que hacer para consolidar estos esfuerzos es centrarse en la restauración de organismos importantes de recuperación relativamente rápida (20 a 30 años). Son las llamadas especies clave, como los arrecifes de coral, los peces e invertebrados más explotados.

‘Estamos en un punto en el que podemos elegir entre un legado de un océano resistente y vibrante o uno perturbado irreversiblemente’, indicó el autor principal del estudio, Carlos Duarte, científico marino de la Universidad de Ciencia y Tecnología King Abdullah en Arabia Saudita, al presentar la publicación.

Antes de 1945

Los 17 autores de 10 países no aspiran a una recuperación a los niveles de cuando los mares eran completamente prístinos, sino a su situación previa al fin de la Segunda Guerra Mundial. Esto, porque después de ese hito se produce lo que se llama la gran aceleración y hay deterioros muy importantes por la sobrepesca y contaminación de los océanos, por ejemplo.

‘Nosotros pensamos que las tasas de recuperación que se han observado en algunas poblaciones de peces, en tortugas, mamíferos, pastos marinos y manglares indican que si se hace una inversión global del orden de los 10 mil millones de dólares al año durante tres décadas, podríamos volver a lo que eran los sistemas marinos en 1945’, sostiene Castilla.

Estos recursos se destinarían tanto para aumentar la creación de áreas marinas protegidas efectivas, evitar la explotación de zonas intermareales donde se desarrolla mayoritariamente la población de muchas especies y regular las pesquerías.

‘Es una inversión, porque calculamos que por cada dólar que se invierta se recuperarían aproximadamente ocho’, asegura. ‘Pareciera que estamos tan lejos de esa cifra, pero habría que ver cuánto se invierte hoy de manera aislada y hacer una sumatoria, incluyendo los aportes de todas las grandes fundaciones internacionales, los compromisos de Naciones Unidas para lograr los objetivos para 2030 y el aporte de industrias y gobiernos. No es una cantidad absolutamente inalcanzable’.

Pero por más millones que se inviertan, ese esfuerzo no valdrá de nada —dice Castilla— si no se cumple la segunda condición: contener el cambio climático mediante la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. ‘Con la actual tasa de acidificación en los océanos, la actual tasa de disminución del oxígeno y con la actual tasa de destrucción de los corales no vamos a llegar al objetivo’, advierte.

El estudio se realizó entre 2018 y 2019, antes de la irrupción de la pandemia de covid-19. Para Castilla esto significa que tal vez la meta de recuperación, que apuntaba a 2050, se tenga que retrasar en diez o veinte años más si el empobrecimiento del planeta es muy alto. ‘Pero cuanto más tiempo pase, más deterioros ocurrirán en los ecosistemas marinos’, sentencia.

Fuente: El Mercurio[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][tm_spacer size=”lg:30″][/vc_column][/vc_row]