[vc_row][vc_column][tm_heading style=”thick-separator” tag=”h5″ custom_google_font=”” google_fonts=”font_family:Poppins%3A300%2Cregular%2C500%2C600%2C700|font_style:300%20light%20regular%3A300%3Anormal” text=”En la ruta hacia la reactivación sostenible” font_size=”lg:32″][vc_column_text]
Varios países avanzan rápidamente hacia modelos económicos más verdes, porque además de la urgencia de superar la pandemia, enfrentar el cambio climático sigue siendo prioridad.
Hay pocas certezas de lo que vendrá una vez superada la pandemia. Pero si algo está seguro es que el mundo, como se conocía, no existirá más. En ese contexto, hay consenso global en que una de las grandes necesidades será la de impulsar la economía hacia un modelo más sostenible. Algunos países dan pasos decididos en esa línea desde hace tiempo, pero la emergencia sanitaria los obligó a acelerar la marcha, alineados con una alerta reciente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que considera que este es un buen momento para los planes de recuperación verde.
En noviembre pasado, el organismo internacional publicó su Plan de Acción de Cambio Climático 2021-2025, un documento que narra las tensiones a partir de la necesidad de la recuperación de la crisis sanitaria y al mismo tiempo, de tomar medidas sobre el cambio climático.
Además, hay signos positivos de que el impulso en torno a la acción climática antes de la pandemia sigue resonando, y los resultados de una encuesta de Ipsos realizada el año pasado en 14 países dan cuenta de ello: 71% de los adultos cree que, a largo plazo, el cambio climático será una crisis tan grave como la del Covid-19, y 65% entiende la importancia de las acciones de los gobiernos para priorizarlo en la recuperación económica.
Para el director ejecutivo de la Asociación Chilena de Energías Renovables y Almacenamiento (Acera), Carlos Finat, la crisis sanitaria y el contexto social y político local deberían dar paso a un análisis sobre el país que se quiere construir.
“En esa reflexión, desde ACERA creemos que esta es una clara señal de que nuestra tierra está enferma y necesitamos hacer un cambio drástico en nuestro modelo productivo y de consumo, que contenga elementos muy profundos de desarrollo sostenible, bajo en carbono, con un respeto a las personas y a nuestro entorno”, señala.
La jugada local
La estrategia que Chile ha trazado en ese contexto es liderada por las energías renovables, con foco en el potencial solar y el hidrógeno verde.
“La importancia de eso es que el cambio hacia una matriz más limpia debe posicionar mejor los productos locales en un mercado internacional cada vez más preocupado del origen sostenible de los productos que consume”, observa la socia de Consultoría en Gobierno Corporativo y Sostenibilidad de EY, Elanne Almeida.
Chile también se ha impuesto metas exigentes y ambiciosas para alcanzar las cero emisiones, proyectando este desafío hacia 2050. “Esto nos obliga a trabajar desde diversos frentes con ese propósito”, sostiene el vicepresidente ejecutivo de Corfo, Pablo Terrazas, subrayando que, a la fecha, hay importantes avances en la materia, como la flota de más de 450 buses eléctricos que posiciona al país en la vanguardia mundial.
Para contribuir con la estrategia nacional y aportar en otros frentes, Corfo ha impulsado acciones entre las que terrazas destaca a los instrumentos de financiamiento y subsidios para “proyectos respetuosos con el medio ambiente” como Súmate a Innovar, la Red Asociativa en Economía Circular y los créditos verdes con foco en la inversión de proyectos de energía renovable, eficiencia energética y economía circular. También tienen centros de desarrollo tecnológico como el Instituto Chileno de Tecnologías Limpias (ITL), el Centro de Economía Circular y el de Electromovilidad.
“También apostamos por el hidrógeno verde, y ya hicimos un llamado que nos permitió conocer las propuestas que tienen algunas empresas para desarrollar proyectos en Chile. Ahora avanzaremos en la etapa de llamado de propuestas, lo que nos permitirá apuntar a la concreción de proyectos que permitirán desarrollar una industria de gran potencial”, precisa Terrazas.
Oportunidades
“Son innumerables”. Así se refiere el director de Sustentabilidad en Deloitte, David Falcón, a las oportunidades que surgirán con esta nueva era, que van desde transformaciones en el rubro energético, con el hidrógeno verde como punta de lanza y habilitador de “100 mil empleos y US$ 200 mil millones en inversión en los próximos 20 años”. Otros sectores también tendrán grandes transformaciones, como el de transporte, dice Falcón, no solo terrestre sino también marítimo y aéreo.
La minería y la agroindustria también se beneficiarán, añade Finat, mientras que el reemplazo de gran parte de los combustibles fósiles en los procesos productivos también traerá “oportunidades de crecimiento económico, de emprendimiento, innovación y nuevas fuentes laborales”.
Se trata de una ruta en construcción, dice Falcón, que requiere altas inversiones en I+D. Para Almeida, la especialización de la fuerza laboral también es crucial. Esto “fomentará un ciclo de inversiones que tendrán resultados muy positivos en términos de crecimiento económico”, afirma.
Fuente: Diario Financiero[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][tm_spacer size=”lg:30″][/vc_column][/vc_row]