Entre las razones que ensombrecen este panorama, destaca la deuda a las generadoras por más de US$ 6.500 millones. Estos compromisos impiden acceder a los beneficios de los menores precios de las Energías Renovables No Convencionales (ERNC). Además, este tipo de energía, principalmente solar y eólica, no cuenta con la infraestructura necesaria para su transmisión hacia los lugares de mayor consumo.
‘La participación de contratos ERNC dentro de los contratos vigentes es aún bajo, de un 23%, mientras que el restante es actualmente abastecido por contrato más antiguos y basados en energías convencionales (…) Son las ERNC, las que han contribuido a mitigar las alzas en las cuentas eléctricas y en la medida que vayan venciendo los contratos antiguos y entrado en vigencia los basados en ERNC, se cumplirá con el objetivo de la industria renovable de contribuir con energía segura y limpia a precio competitivo’, Ana Lía Rojas, Directora ejecutiva de Acera.
‘Es un consenso incuestionable que debemos reforzar de forma urgente la redes de transmisión eléctrica, para cumplir las metas que no hemos comprometido como país. Esa infraestructura es fundamental para tener un sistema eléctrico robusto, seguro y resiliente, capaz de sostener los cambios que se proyectan con una mayor penetración renovable, con costos competitivos y accesibles para la ciudadanía. Es ahí donde se debe poner el foco de las políticas públicas de cara al futuro, Javier Tapia, director ejecutivo de Transmisoras de Chile.