[vc_row][vc_column][tm_heading style=”thick-separator” tag=”h5″ custom_google_font=”” google_fonts=”font_family:Poppins%3A300%2Cregular%2C500%2C600%2C700|font_style:300%20light%20regular%3A300%3Anormal” text=”Chile en el lugar 29 a nivel mundial en nuevo ranking ambiental del PNUD” font_size=”lg:32″][vc_column_text]
El indicador, llamado Índice de Desarrollo Humano Ajustado a las Presiones Planetarias, considera las emisiones de dióxido de carbono y la “huella material” que generan los países.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) lanzará hoy el 30º Informe Global de Desarrollo Humano 2020. Esta nueva edición lleva como título “La próxima frontera: desarrollo humano y el Antropoceno”, y está enfocado en la relación que existe entre el desarrollo humano y la sostenibilidad medioambiental del planeta.
Una de las novedades de este informe es que se crea, por primera vez, el Índice de Desarrollo Humano Ajustado a las Presiones Planetarias. El objetivo de este nuevo indicador es explicitar las presiones humanas que ejercen los países sobre el planeta. También constituye, de acuerdo al PNUD, “una herramienta para guiar las transformaciones requeridas frente a la crisis de sostenibilidad”.
El sociólogo chileno e investigador del PNUD, Matías Cociña, explica las variables que considera este nuevo parámetro: “Es un índice experimental que básicamente reduce el valor del Índice de Desarrollo Humano (IDH) del país, que contempla las dimensiones de ingresos, salud y educación, a partir de dos variables. Primero, el nivel de emisiones de dióxido de carbono per cápita del país y, segundo, cuál es su ‘huella material’, esto es, qué proporción del total de materiales que se extraen en el planeta se usa para satisfacer la demanda del país”, cuenta Cociña.
El caso chileno
El IDH para el país en 2019 fue de 0,851. En términos comparados, Chile está en la posición 43 de 189 países, el mismo lugar que tuvo en 2018. Esta posición la comparte con Croacia en un ranking que es encabezado por Noruega que tiene un IDH de 0,957. La cifra de Chile lo hace ser parte de la categoría de países de desarrollo humano “muy alto”, es decir los que tienen igual o más que 0,8. En la región comparten esta misma categoría Argentina, Uruguay y Costa Rica.
¿Cómo le fue a Chile en este ranking al ajustarse a las presiones planetarias? El IDH chileno cae de 0,851 a 0,774, lo cual representa una pérdida del 9%. Sin embargo, al tener una caída menor que muchos países de mayor nivel de desarrollo humano, esto implica que el país sube 14 puestos en el ranking quedando en el número 29. La pérdida promedio en países de IDH muy alto es de 15,4% y en América Latina y el Caribe es del 6%. Por ejemplo, Argentina perdió 7,9%, Uruguay 13,8%, Costa Rica 3,8% y Perú un 4,4%.
Este nuevo indicador muestra un fenómeno interesante, ya que mientras más desarrollado es el país, más caen al descontarse sus presiones sobre el medioambiente. “Los países de desarrollo humano muy alto son, en su gran mayoría, países de ingresos altos en que los niveles de consumo y en muchos casos los niveles de emisiones, son comparativamente mucho más altos que en otros países de desarrollo humano menor”, explica Cociña.
El sociólogo agrega que este nuevo índice “castiga” el impacto que ello tiene sobre los sistemas naturales, en otras palabras, “reordena” el ranking de desarrollo humano: “Noruega, por ejemplo, está primero en el ranking global de desarrollo humano, pero al incorporar este nuevo ajuste por presiones planetarias cae quince puestos. Irlanda, que estaba segundo, queda primero. Dinamarca pasa del lugar 10 al 5. Chile sube 14 puestos”.
Desafíos futuros
La incorporación de estos ajustes al IDH, índice que viene calculando el PNUD desde 1990, es una forma de incorporar el tema medioambiental en la mirada tradicional del desarrollo humano que solamente abarcaba indicadores como ingresos, salud y educación. De esta manera, plantea el organismo, se deja constancia del desafío que implica compatibilizar el alto desarrollo de los países con el cuidado del planeta.
“El desafío es implementar políticas públicas y diseñar incentivos que permitan que las personas, las empresas y los mismos estados sigan aumentando el nivel de vida de las y los ciudadanos, sin aumentar la presión sobre los sistemas naturales de los que somos parte. Si hay algo que nos ha enseñado la crisis del coronavirus y las cada vez más evidentes consecuencias del cambio climático, es que los sistemas sociales interactúan de manera muy estrecha con los sistemas naturales. La ruta al desarrollo debe ser sostenible. Si no, difícilmente puede llamarse desarrollo”, concluye Cociña.
Recién el próximo año, en el informe que analice el 2020, se podrán conocer los efectos de la pandemia en el IDH. Pese a eso, ya se estima que el retroceso en el índice global será de seis años.
Fuente: La Tercera[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][tm_spacer size=”lg:30″][/vc_column][/vc_row]