[vc_row][vc_column][tm_heading style=”thick-separator” tag=”h5″ custom_google_font=”” text=”Carbono neutral: los retos para el país ” font_size=”lg:32″][vc_column_text]

La estrategia de descarbonización impulsará cambios y adopciones en otros sectores intensivos en consumo energético, plantean en Corfo, por lo que se prevé un ‘efecto irradiación’ en minería, transporte, y construcción.

La generación eléctrica a carbón en Chile tiene un gran peso en la matriz energética nacional. Según datos de Corfo, representa un 40% y se estima que el sector eléctrico contribuye con 31% de las emisiones de gases de efecto invernadero del país. Con el fin de reducir las emisiones contaminantes, el Plan de Descarbonización impulsado este año por el gobierno pretende, en lo cercano, retirar ocho centrales a carbón en cinco años y, como meta final en 2040, la clausura de las restantes termoeléctricas que existen en el país, para en 2050 ser carbono neutral.

‘En lo práctico, significa que deberán ser utilizadas otras fuentes renovables, igual o más competitivas para generar electricidad, como la energía solar, eólica o incluso mareomotriz’, explica Victoria Paz, directora de Estrategia y Sustentabilidad de Corfo.

Enel es una de las cuatro empresas con plantas generadoras a base de carbón. Paolo Pallotti, gerente general de la compañía en Chile, cuenta que participaron del acuerdo que lideró el gobierno y pusieron fecha de cierre a sus tres plantas a carbón. ‘Incluso, solicitamos autorización para adelantar el cierre de una de ellas (Central Tarapacá) para que deje de funcionar el 31 de diciembre de este año’.

Así, Enel busca disminuir su huella de carbono, concepto que nace como una medida para cuantificar y generar un indicador del impacto que una actividad o proceso tiene sobre el cambio climático.

En 2017, la empresa obtuvo el sello de excelencia de Huella Chile para la neutralización de la huella de carbono del proyecto geotérmico Cerro Pabellón y, a partir de ese año ‘iniciamos un riguroso proceso de medición de nuestra huella de carbono relativamente a los alcances 1,2 y 3 del GHG Protocol’, comenta Pallotti, añadiendo que los resultados de este análisis llevarán a la compañía a un plan de reducción de emisiones generadas por la energía adquirida para sus operaciones y en las emisiones de sus contratistas y empleados.

Mediciones

María Fernanda Aguirre, directora ejecutiva de Chile Green Building Council (GBC) explica que se identifica ‘una huella organizacional y otra de producto. Ambas son complementarias y deberían ser perseguidas por instituciones, empresas y organizaciones si queremos lograr la carbono neutralidad comprometida al 2050’.

Y ambas se pueden medir. ‘La primera, a través del GHG Protocol, en donde se incorpora a las fuentes directas de propiedad o controlados por la empresa, como fuentes de combustión fijas y móviles, y gases refrigerantes’, detalla Didier Vidal, co-fundador de SAMI, añadiendo que también se consideran las emisiones indirectas, pero de alguna manera controladas por la empresa -como el consumo eléctrico-, y ‘otras emisiones de fuentes indirectas, como el transporte de materias primas, de productos, viajes de negocio o el tratamiento de los residuos’.

La segunda metodología de medición es el Análisis de Ciclo de Vida (ACV), ‘donde se puede encontrar no sólo el indicador de cambio climático, sino muchos otros, como el agotamiento de agua.

Además, encuentra las emisiones de CO2 en todas las fases del ciclo de vida del producto: proceso de extracción de materia prima, etapas de elaboración y/o manufactura, y las fases de distribución, uso y disposición final’, explica Vidal.

Compromiso mayor

Chile GBC, al ser parte del World Green Building Council, promueve la agenda mundial de carbono neutralidad en la construcción, explica Aguirre.

‘La visión es reducir la demanda, luego el consumo, posteriormente considerar fuentes de energía renovables y después buscar a la compensación, a través de bonos de carbono y REC de fuentes certificadas’, dice. Una meta -la carbono neutralidad- que no sólo debe involucrar a la construcción sino que ‘requiere el esfuerzo colectivo y la contabilización de las emisiones del conjunto del sector productivo, por lo que acabar con las termoeléctricas representa apenas una de las tantas acciones que los sectores económicos deben adoptar’, dice Elanne Almeida, socia líder de Sostenibilidad de EY.

Para Almeida, reemplazar los procesos y equipos que funcionan sobre la base de combustibles fósiles, por una matriz energética más limpia; utilizar materiales de construcción que puedan absorber carbono, y reciclar residuos y desechos de la producción, son sólo algunos ejemplos de acciones de adaptación o de mitigación que se pueden adoptar. Paz también cree que para que Chile sea carbono neutral las acciones deben abordar todas las actividades productivas. Señala que, si bien es cierto que el plan de descarbonización se refiere a las centrales, el proceso ‘impulsará cambios y adopciones en otros sectores intensivos en consumo energético, por lo que es esperable que veamos un efecto irradiación en minería, transporte, y construcción’.

Fuente: Diario Financiero[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][tm_spacer size=”lg:30″][/vc_column][/vc_row]