[vc_row][vc_column][tm_heading style=”thick-separator” tag=”h5″ custom_google_font=”” google_fonts=”font_family:Poppins%3A300%2Cregular%2C500%2C600%2C700|font_style:300%20light%20regular%3A300%3Anormal” text=”Almacenamiento, un nuevo desafío para nuestro sistema energético” font_size=”lg:32″][vc_column_text]
La crisis hídrica, la fuerte penetración de las energías renovables y la descarbonización de la matriz eléctrica obligan a Chile a buscar alternativas de almacenamiento que permitan un uso eficiente y flexible de los recursos disponibles. ACCIONA ya está aplicando soluciones disruptivas en esta materia, como las baterías recicladas de vehículos eléctricos que almacenan energía solar en Tudela, España.
La industria del almacenamiento de energía a gran escala vive una revolución. De acuerdo a un informe de la consultora Wood Mackenzie, la capacidad global de almacenamiento de energía tendrá una tasa de crecimiento anual compuesta del 31%, alcanzando los 741 GWh de capacidad acumulada para el año 2030. A medida que bajan los precios y se debilitan las barreras para la implementación del almacenamiento, este mercado comienza a acelerarse de forma exponencial. Y las opciones tecnológicas están aumentando. Si bien históricamente los embalses de las centrales hidroeléctricas han sido los mayores almacenadores de energía, ‘a nivel mundial hoy existen variados métodos de almacenamiento, como bombeo de agua, aire comprimido, volantes de inercia, baterías, bobinas superconductoras, supercapacitores, entre otros.
Aunque solo algunos de ellos han logrado un grado de madurez y competitividad suficiente para su desarrollo comercial’, dice Andrés Romero, director de Desarrollo de la Escuela Iberoamericana de Regulación Eléctrica UC-ARIAE. En Chile, el almacenamiento con baterías o BESS (Battery Energy Storage Systems) es uno de los sistemas que más podría crecer en el corto plazo, principalmente por un tema de costos. De acuerdo a un reciente estudio de la U.S. Energy Information Administration (EIA), los valores de instalación y operación de los sistemas de almacenamiento de gran escala con baterías alcanzaron los 589 USD/kWh en 2019. ‘En consecuencia, se redujeron en 72% entre 2015 y 2019 (27% anual)’, apunta Romero.
Actualmente existen en nuestro país tres bancos de baterías de ion-litio en funcionamiento, con una capacidad instalada de 52 MW, y otros dos proyectos se encuentran en desarrollo. Junto con las baterías, una segunda tecnología con potencial en Chile es la Concentración Solar de Potencia (CSP). Un ejemplo es Cerro Dominador, en la Región de Antofagasta, la primera planta termosolar de Latinoamérica y que tiene la capacidad de proporcionar electricidad las 24 horas del día, adaptándose a las variaciones de la demanda según horarios y consumo de la población. ‘Otra forma de almacenamiento, en este caso químico, que probablemente se va a venir con bastante fuerza, es el hidrógeno verde, que es complementario a las energías renovables’, agrega José Ignacio Escobar, director general de ACCIONA Energía para Sudamérica. ‘En la medida que los costos de esta tecnología vayan bajando, seguramente veremos en los próximos años un crecimiento de esta alternativa’, señala.
EXPANSIÓN NECESARIA
Si bien aún no se ha definido una meta de almacenamiento para Chile, de acuerdo a Andrés Romero, la fuerte penetración de las energías renovables variables y el retiro de energía de base que implica la descarbonización de la matriz eléctrica obligan al desarrollo de otras alternativas tecnológicas para proveer al sistema la flexibilidad que requiere una operación segura. A ello se suma la cada vez menor incidencia de la generación hidroeléctrica en nuestra matriz. ‘Esta representará en los próximos años solo entre el 15% y 20% de la generación anual’, dice José Ignacio Escobar. Y detalla: ‘Debido a la megasequía, Chile necesita instalar de manera urgente 1.000 MW de almacenamiento de aquí a 2022.
Es posible lograrlo, pues las baterías pueden ser implementadas en un período entre 6 y 9 meses’. Esta expansión traería muchos beneficios, sobre todo teniendo en cuenta que Chile está mutando hacia una matriz basada en energías renovables. El sector ya cuenta con 10.147 MW de potencia instalada. Además, hay 4.600 MW en proyectos que están declarados en construcción. Carlos Finat, director ejecutivo de la Asociación Chilena de Energías Renovables y Almacenamiento (Acera), explica que son varias las razones por las cuales el almacenamiento es clave para esta transición energética. ‘Tal vez la más evidente es que permite aprovechar los excedentes de energía que ocurren a ciertas horas; posibilita almacenar cuando hay máxima generación solar para luego inyectar la energía almacenada en los momentos de menor disponibilidad de generación solar o de otras tecnologías’.
Por otra parte —dice—, las tecnologías de almacenamiento, especialmente aquellas que se basan en baterías, proporcionan una flexibilidad operacional muy superior y a menor costo que las tecnologías convencionales, pudiendo, por ejemplo, aumentar su generación de manera casi instantánea. ‘Ello es muy beneficioso para mantener la estabilidad del sistema frente a perturbaciones provenientes de fallas intempestivas de generación o de grandes volúmenes de demanda’. En definitiva, dice José Ignacio Escobar, la implementación de sistemas de almacenamiento permitiría subsanar una paradoja que vive nuestro país: ‘En un contexto de precios desorbitados de la energía a nivel global y en un marco de estrechez energética, estamos hoy desaprovechando los excedentes de energía que a ciertas horas del día producimos en las plantas de energías renovables, tanto por no poder almacenarla como por la saturación de las líneas de transmisión en horas peak’.
ACTUALIZACIÓN DE LA NORMATIVA
Finat señala que para que el sector siga expandiéndose es necesario definir de qué manera los sistemas de almacenamiento serán remunerados por su aporte a la suficiencia y de qué forma se pueden asegurar flujos de pago hacia esos proyectos, que permitan que los inversionistas recuperen sus inversiones en el largo plazo. ‘También pensamos que es necesario adecuar la regulación de los servicios complementarios para que los sistemas de almacenamiento sean atraídos hacia ese mercado y puedan participar efectivamente’, dice. Para enfrentar estos y otros aspectos, el Ministerio de Energía realizó una mesa de trabajo con académicos y especialistas —que terminó en julio— para proponer modificaciones al Reglamento de Potencia, que permitirán reconocer y remunerar a las tecnologías que mejor entreguen flexibilidad y confiabilidad al sistema eléctrico, particularmente las centrales que cuentan con soluciones de almacenamiento. De hecho, explica Carlos Barría, jefe de la División de Políticas y Estudios Energéticos y Ambientales de la cartera, en los próximos días pondrán en consulta pública la propuesta para luego trabajar para su revisión en Contraloría. Además —indica Barría—, en el desarrollo del proceso de planificación energética de largo plazo del ministerio, publicado el 30 agosto, se ha dado especial relevancia a las necesidades de almacenamiento del sistema eléctrico.
‘Esta definición es clave, porque, en primer lugar, es la base y evidencia técnica con la cual podemos proponer incentivos específicos a esta tecnología en nuestra regulación y, en segundo lugar, es el sustento técnico para que la Comisión Nacional de Energía incorpore el almacenamiento como solución en sistemas de transmisión’. A su vez, están trabajando aceleradamente para que Chile tenga propuestas específicas para incentivar los sistemas de almacenamiento, para que aporten a la confiabilidad del sistema eléctrico, permitan una operación segura y eficiente, y sean una alternativa efectiva como solución de transmisión. José Ignacio Escobar plantea que se pueden dar señales de precios para impulsar la inversión. ‘Pero también subsidios que, por ejemplo, incentiven la instalación de los primeros 1.000 MW de baterías. O, por qué no, contemplar un componente ‘verde’ en el Reglamento de Potencia, que incentive las tecnologías de almacenamiento. O tal vez que parte de la recaudación del llamado ‘impuesto verde’ se oriente hacia estos sistemas’.
Fuente: El Mercurio[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][tm_spacer size=”lg:30″][/vc_column][/vc_row]